Sistémica para madres y padres
Aceptar a tus padres, para mejorar la relación con tus hijos y con tu pareja
Quiero mejorar la relación
con mi pareja y mis hijos
Silvia Marín
Terapeuta familiar sistémica
¿Te sientes en paz con tus padres? ¿Los aceptas tal y como son?
Estar enfadada/o con tus padres o sentir que no lo han hecho suficientemente bien, influye directamente en tu relación de pareja y con tus hijos.
Hacia tus hijos…
🔸¿Intentas ser muy buena madre y te das poco permiso para equivocarte?
Si sientes crítica hacia tus padres por como lo hicieron contigo “Nunca jugaban ni pasaban tiempo conmigo” es posible que te exijas mucho como madre. En tu interior sentirás un “yo sí que lo tengo. que a hacer bien”
🔸¿Acompañas a tu hijo/a desde una mirada muy diferente a como lo hicieron contigo? ¿Eres un poco rígida/o en temas de crianza?
En lo profundo, esto puede nacer de compensar lo que ellos no hicieron o de intentar demostrar a tus padres que se puede hacer mejor.
🔸¿Das a tu hijo por encima de tus posibilidades?
Si sientes que no has tenido suficiente, intentarás compensar eso a través de tus hijos. Pero ellos no son los que lo necesitan, en realidad lo necesitas tú.
Es posible que tu hijo/a lo exprese:
🔸¿Ya no es un bebé y te reclama muchísimo? ¿Te necesita continuamente para todo?
🔸¿Le cuesta aceptar los límites o normas y a la vez los busca continuamente?
Podría ser que está buscando que te coloques en tu lugar
🔸¿Está muy pendiente de lo que hacéis? ¿Quiere colaborar con las decisiones de los adultos?
Si esto pasa quizás está colocado/a en un lugar que no le toca.
🔸¿Expresa enfado?
Es posible que sea el que tú sientes hacia tus padres
*Solo son ejemplos, haría falta mirar el caso para poder determinar algo concreto.
Y con tu pareja…
🔸¿Eres muy exigente?
Quizás te dice cosas tipo “Haga lo que haga lo ves mal” o “Siempre quieres más…”
Si no te sientes en paz con lo que recibiste de tus padres, es posible que tengas muchas expectativas y exigencias hacia tu pareja. Pero lo que sientes que te faltó, tu pareja nunca lo podrá compensar.
🔸Y si sientes enfado hacia ellos, también lo llevarás a la pareja. Seguramente crees que te enfadas por lo que hace, pero en realidad, tu enfado no es hacia tu pareja, es el enfado que sientes hacia papá/mamá. Y por mucho que tu pareja lo haga diferente saldrá el enfado.
Cuando como hijos entramos en el reproche hacia nuestros padres, sentimos enfadado por lo que nos dieron, o mejor dicho, por lo que no nos dieron, no solo nos ponemos en contra de ellos, sino también de nosotros mismos y de nuestra propia vida.
Lo sé porque lo he vivido yo misma, durante unos años estuve muy enfadada con mi padre.
Y sin saberlo también me estaba rechazando a mí, o mejor dicho, a lo que de él hay en mí. Estar enfadados con nuestro padre hace que estemos enfadadas con el 50% de nosotras/os que viene de él. (o con nuestra madre, claro)
“El indicador más fiable de que hemos conquistado la madurez emocional es que estamos agradecidos por todo lo que hemos recibido de nuestros padres. O mejor dicho, por el aprendizaje derivado de cómo se han relacionado con nosotros” Jorge Vilaseca
Pero claro, hay hijos que sienten enfado hacía sus padres porque simplemente les hubiese gustado un acompañamiento diferente, pero hay otros que les ha tocado vivir situaciones realmente difíciles; falta de afecto, malos tratos, violaciones…
Si te ha pasado algo así, muy probablemente, necesitarás poner distancia, separarte de ellos, porque lo que te hacen, o lo que han hecho, te duele. Lo que diferencia poder quedarte en paz, es el lugar desde donde lo haces. ¡Esta es la clave! Si es desde el reproche y el rechazo, te quedarás enganchada/o, no serás capaz de mirar tu propia vida. En cambio, si es desde intentar entender por qué han sido o son así (siempre hay un motivo) y consigues entender que no han podido hacerlo de otra manera, podrás poner distancia y quedarte libre.
¿Por qué si estoy en el reproche no puedo quedar libre?
Porque es imposible rechazar a nuestros padres, nacemos vinculados a ellos y lo estaremos siempre. No puedes cortar el hilo que te une a ellos, por mucha distancia que pongas. Estarás poniendo energía en cortar algo que nunca podrá darse. Y porque tu eres ellos, sí, eres un trozo de ellos. Tus células, tu cuerpo, vienen de ellos.
“Al comprender y perdonar los errores de nuestros padres, nos liberamos definitivamente de ellos”
Ahora quizás dices…
Vale, sí, tiene sentido, pero siento que es difícil cambiar esto.
Es posible que sientas necesidad de sanar este tema y a la vez resistencia a mirarlo.
Es muy común.
Lo cómodo es continuar tal y como estamos, y no solo por comodidad sino porque así es como hemos vivido hasta ahora, no sabemos cómo es hacerlo de otra manera.
En nuestro interior sabemos que cambiar nuestra mirada hacia nuestros padres será una gran revolución interna (hacia nosotros) y externa (hacia la relación con los otros) y eso es un terreno nuevo.
Sobre todo si esta dinámica se ha dado durante años.
Además, pasar del reproche a nuestros padres a la aceptación no suele ser un paso rápido y fácil. Implica un esfuerzo, una implicación y un compromiso por nuestra parte. A veces da pereza.
Estar en el enfado es lo fácil. Es estar en la niña/o, en la inmadurez, en el reclamo. Aceptar a los padres es pasar a ser la adulta que no culpa a los demás de su propia vida, sino que se hace responsable de ella.
Entonces, ¿aceptar a los padres pasa por tener mejor relación con ellos? Ir a verlos más a menudo, tener una relación amable… en definitiva, ¿Llevarme bien con ellos?
No, todo esto no solo no es necesario, sino que a veces lo necesario es poner distancia, para poder protegerte o incluso para poder vivir tu propia vida.
Lo que necesitamos para estar en plenitud es aceptarlos. Como proponía Bert Hellinger, creador de las constelaciones familiares, “tomar a los padres” esto es lo que lo cambia todo. No tiene nada que ver con nuestra relación con ellos, se trata de un movimiento interno.
¿Y qué significa "tomar a los padres"?
Las dos claves para tomar a los padres son:
Sentir ACEPTACIÓN hacia ellos, y hacia su destino.
Y, GRATITUD, por haberte dado la vida y por todo lo que sí han podido hacer por ti.
Aceptarlos significa que eres capaz de dejar los juicios que haces o hiciste hacia ellos. Cuando les juzgas, cuando les exiges, cuando les demandas o les haces críticas, te pones por encima de ellos pensando en cómo lo tendrían que haber hecho.
Por ejemplo, cuando pensamos en cómo tendrían que haber gestionado su vida, su relación de pareja, su trabajo o cualquiera de esas cosas que son asunto de ellos.
Si esto pasa, te niegas a tomarlos tal y como son.
Cuando una madre tiene dificultades con sus padres, no puede estar completamente presente para sus propios hijos.
Y ahora, como lo prometido es deuda, aquí te dejo 3 ejercicios que te ayudarán.
Ejercicio 1. Conecta con tu madre o tu padre cuando era niño, con su vulnerabilidad.
Te invito a que busques un lugar tranquilo. Colócate en una postura cómoda, cierra los ojos y conecta con tu cuerpo. Respirar profundamente te puede ayudar.
Poco a poco, cuando te sientas relajada, visualiza a tu padre/madre delante de ti
Visualizalo convertido en el niño de dos o tres años que fue. Míralo perdido e indefenso, inocente, tierno. Date cuenta de que ha sido víctima de lo que le ha tocado vivir. Pregúntale qué necesita para ser feliz, cómo necesita que lo traten los adultos, cómo es su vida… Cuando lo puedas ver con ternura (puedes besarlo, acunarlo…), despídete de él y deja que se vaya o, si quieres, hazlo muy pequeño e introdúcelo dentro de ti.
Tómate el tiempo que necesites para hacer esta visualización.
Ejercicio 2. Acércate a ellos desde la aceptación y la gratitud, sintiendo que son los grandes.
Este ejercicio te ayudará a colocarte en el lugar de hija/o.
Pon dos papeles en el suelo, a la distancia que tú sientas.
Uno de ellos te representa a ti, y el otro a tu madre o padre.
Respira hondo, siente tu cuerpo, y date un momento para relajarte antes de empezar.
Cuando lo sientas, ponte encima del papel que te representa a ti, respira, y déjate sentir.
Desde ahí, mira hacia el papel que representa a tu madre/padre, y deja salir los juicios o emociones que te vengan.
Conforme lo vas sintiendo, puedes expresar en voz alta aquello que te va surgiendo. Intenta hacerlo lentamente, sintiendo aquello que expresas. Una vez hayas expresado aquello que necesitabas. Siente como te vas liberando de todos aquellos juicios hacia tu madre/padre.
La idea es que poco a poco puedas ir cambiando los…
“No entiendo por qué te alimentas tan mal” por… “Aunque no lo comparta, respeto que te alimentes así”.
“No me gusta que tengas problemas económicos” por, “quizás te ha tocado vivir esta situación porque este era tu aprendizaje”. Quien soy yo para cambiar tu destino.
Cada vez que expreses algo, respira, y siente si quieres avanzar, dar un paso hacia el papel que representa a tu madre/padre.
La idea del ejercicio es que puedas avanzar hacia tu madre/padre, a tu ritmo, conforme vas dejando ir juicios y emociones del pasado.
Es importante que le hables desde ti. Desde lo que tú sientes, desde lo que necesitaste, desde lo que te dolió, haciéndote responsable de tus emociones. Avanza hasta donde tú sientas.
Para acabar te invito a que bajes tu cabeza ante ella/él, como si hicieras una reverencia. Un gesto de aceptación hacia lo que es y hacia lo que te ha podido dar.
Ejercicio 3 La carta
Este ejercicio te ayudará a poder sacar todo lo que necesites respecto a lo que has sentido hasta ahora en referencia a lo que has recibido de tus padres
Te propongo que escribas una carta a tu padre.
Puedes hablar de:
- Todo lo que necesitabas y no obtuviste
- Todo lo que querías decirles y no te atrevías
- Todo lo que no soportabas
- Todos los temas pendientes
- Todo lo que querías cambiar y no podías
Se trata de escribir una carta donde te des permiso para expresar todas las cosas reprimidas en tu interior. Es importante que lo hagas con entrega, con sinceridad, sin engañarte, sin miedo. No calles nada. No importa si aparecen cosas feas, o insultos, o rabia, o tristeza…
Si no expresas lo negativo, se queda dentro de ti.
No hay prisa por terminarla, si lo necesitas, puedes dedicar unos días a esta tarea.
Algo que debes tener muy claro en este ritual, es que estas cartas son privadas, solo tuyas.
Si te ha resonado lo que te explico y sientes que necesitas solucionar algún tema, me puedes escribir a través del botón de WhatsApp, estoy al otro lado.
Estaré encantada de acompañarte.
Te deso lo mejor.
Un abrazo con mucho cariño,
Silvia Marín
Silvia Marín
Terapeuta familiar sistémica